Una vez finalizada la Guerra Civil, este refugio fue dividido en dos partes. Los vecinos y vecinas de El Fondó transformaron una de las mitades en aljibe para almacenar y abastecerse de agua. A partir de entonces, el refugio no tuvo ningún otro uso. La transformación no tuvo un gran coste, ya que reutilizaron las infraestructuras existentes: la torre, utilizada como respiradero, se convirtió en la boca donde se instaló el sistema de poleas para la extracción del agua.

 

En el Ayuntamiento de Monóvar, se conserva un comunicado de septiembre de 1939, en el que el coronel jefe del Ejército del Aire José M. Aymat Mareca, solicitaba un informe de las instalaciones militares de El Fondó para poder mantener el campo de aviación para el ejército franquista, este comunicado llegó al consistorio que envió un recurso para que los campos fueran devueltos a sus propietarios anteriores por la mala situación económica por la que atravesaba la población. Finalmente, todos los terrenos volvieron a manos de sus dueños en marzo de 1940, que los convirtieron nuevamente en tierras de cultivo de cereales y vid.